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Entrevista a Laura Favier Dietista Perinatal

Laura FAVIER, dietista perinatal, te ofrece valiosos consejos para apoyarte durante toda tu aventura de la maternidad.

¿Puedes contarnos sobre tus antecedentes?

Mi nombre es Laura Favier y soy dietista desde 2018. Obtuve un BTS y una licenciatura en dietética, lo que me permitió convertirme en dietista nutricionista certificada. También tengo una maestría en nutrición. Comencé mi carrera en el sector de la nutrición dentro de empresas de alimentación, donde participé en la creación de productos de la más alta calidad nutricional respetando estrictas especificaciones. Por ejemplo, trabajé en el desarrollo de alimentos para bebés junto con una marca especializada en alimentos infantiles. Después de cuatro años, echaba de menos el contacto directo con los pacientes, por eso decidí especializarme en asesoramiento y apoyo personalizado.

 

¿Cómo quisiste especializarte en dietética perinatal en particular?

Algunas de mis amigas, al formar su familia, se encontraron un poco indefensas en cuanto a cuestiones relacionadas con su alimentación durante el embarazo y el posparto, después del parto. Necesitaban consejos para recuperar sus cuerpos y alimentar adecuadamente a su hijo. Al observar este problema, desarrollé una verdadera pasión por apoyar estos momentos únicos de la vida. Fue así como decidí especializarme en nutrición perinatal y dedicarme a la práctica privada para atender necesidades específicas.

¿Puedes decirnos qué tipo de problemas soportas hoy?

Apoyo a las mujeres desde el inicio de su embarazo, que simplemente se hacen preguntas como "¿Qué puedo comer o no comer?".

Algunas experimentan diversas dolencias durante el embarazo, como náuseas y vómitos, deposiciones o incluso fatiga y tienen dificultades para comer. Otras, por ejemplo, tienen preocupaciones relacionadas con el control del aumento de peso durante el embarazo. También aconsejo a mujeres embarazadas que padecen patologías como la diabetes gestacional. Mi función es ayudarles a mejorar estas situaciones a través de la nutrición. Intervengo durante todo el embarazo, pero también durante el posparto, brindando consejos para adoptar una mejor alimentación. Muchas mujeres quieren mejorar su alimentación cuando sean madres, ya sea para ellas o para su bebé. Ofrezco apoyo individual así como talleres en colaboración con guarderías o matronas.

¿Qué te apasiona de tu trabajo?

Lo que me entusiasma de mi trabajo es el contacto con los pacientes y apoyarlos en un momento cambiante de sus vidas, donde todo está cambiando y donde pueden volver a centrarse en sí mismos. Me encanta el apoyo y apoyo que puedo brindarles, aliviando ciertos dolores durante el embarazo. En cuanto a la diversificación de la dieta, es gratificante tener un impacto positivo en los niños ayudándoles a empezar su dieta con buenas bases y dar a los padres consejos concretos que les sean útiles, porque en general, los padres están muy interesados ​​en sus hijos.

¿Qué alimentos pueden favorecer la fertilidad?

De hecho, existen soluciones dietéticas que pueden ayudar a aumentar la fertilidad. Sin embargo, es importante enfatizar que, aunque estos enfoques pueden favorecer la fertilidad, no sustituyen el tratamiento médico si surgen problemas graves. Estas no son soluciones milagrosas, pero pueden ayudar a optimizar las posibilidades. El objetivo principal es adoptar una dieta más sana y equilibrada, para poder regular tu ciclo hormonal. Mucho depende de los hábitos alimentarios individuales, pero se recomienda eliminar aditivos, disruptores endocrinos y conservantes y volver a una dieta más natural y sin procesar. También es beneficioso incluir alimentos ricos en vitaminas y minerales como frutas y verduras que se deben consumir a diario. No hay que temer las grasas (de buena calidad), necesarias para la producción de hormonas sexuales y que se encuentran, por ejemplo, en los aceites vegetales y las semillas oleaginosas.

¿Qué recomiendas a las mujeres embarazadas que quieran controlar su aumento de peso y al mismo tiempo aportar nutrientes de calidad a su bebé?

Es fundamental favorecer una dieta equilibrada y variada, controlando las cantidades y no eliminando categorías de alimentos. Se recomienda limitar el consumo de azúcares y productos procesados, consejo que es válido no sólo durante el embarazo, sino durante toda la vida. Prioriza las verduras, los almidones integrales, las proteínas de calidad (como pescado, carnes magras, legumbres), así como los lácteos, fundamentales para el aporte de calcio. El cuerpo de la madre recurre a sus reservas durante el embarazo, por lo que es fundamental aportarle energía y nutrientes a diario. Por la seguridad de la madre y del bebé, es importante evitar los productos crudos de origen animal, los mariscos y ciertos productos lácteos no pasteurizados para minimizar los riesgos bacterianos. En definitiva, controlar el aumento de peso requiere equilibrio general y no restricciones excesivas, adaptando las porciones a las necesidades del embarazo y aportando los nutrientes esenciales para el desarrollo del bebé.

Estoy cansada durante el embarazo, ¿qué me recomiendan desde el punto de vista dietético?


Una vez más, depende de nuestro punto de partida: ¿qué otros síntomas padece la madre? ¿Cuáles son sus hábitos? Pero, en general, llevar una dieta equilibrada y mantener actividad física puede aumentar la energía diaria. El consumo regular de carbohidratos complejos, que se encuentran principalmente en alimentos ricos en almidón y vegetales secos, ayudará a mantener la energía durante todo el día. Alimentos como el aguacate, el sésamo o el plátano tienen, hasta cierto punto, la capacidad de estimular la producción de dopamina, a menudo llamada “hormona de la felicidad”. Por tanto, puede ser aconsejable consumirlo con regularidad.


Estoy teniendo problemas de tránsito durante mi embarazo, ¿tienes algún consejo?

Estos síntomas son comunes durante el embarazo. Se recomienda aumentar el consumo de fibra, especialmente a través de frutas y verduras pero también de agua. El consumo adecuado de agua, combinado con la acción de la fibra, es fundamental para regular el tránsito.

¿Qué opinas sobre la práctica de deporte durante el embarazo?

Recomiendo encarecidamente mantener una actividad física regular durante el embarazo, comenzando con acciones sencillas del día a día. Por ejemplo, utilice las escaleras en lugar del ascensor, o elija caminar en lugar del coche para viajes cortos. Si el embarazo transcurre sin complicaciones médicas, es beneficioso continuar activo. Sin embargo, es importante evitar los deportes de alto impacto para proteger el cuerpo y al bebé. En su lugar, elija deportes suaves, como caminar, nadar o hacer yoga prenatal. Después del parto, es fundamental realizar una rehabilitación perineal antes de retomar la actividad física. Este paso ayuda a fortalecer los músculos del suelo pélvico, debilitados por el embarazo y el parto. Una vez finalizada esta rehabilitación, es importante volver a hacer deporte de forma paulatina, manteniendo la atención al cuerpo y respetando el propio ritmo.

¿Qué recomiendas para las mujeres que amamantan?


El primer consejo que se debe dar a las mujeres que amamantan es no iniciar ninguna dieta ni intentar perder peso durante este periodo. Esto podría provocar un gran cansancio y crear deficiencias en la madre. La lactancia materna es ideal para presentar los sabores de los alimentos a los bebés que ya estuvieron expuestos a los sabores durante el embarazo. Los alimentos con un sabor muy fuerte, como los espárragos, que tienen un sabor fuerte pueden sorprender al bebé, pero poco a poco se irá adaptando a este nuevo sabor. El consumo excesivo de perejil puede afectar la lactancia al reducir la cantidad de leche producida por la madre. Por el contrario, para favorecer la lactancia pueden resultar útiles determinados alimentos y bebidas, como las infusiones de verbena o de hojas de frambuesa, que favorecen la producción de leche y contribuyen a la hidratación de la madre. La hidratación también es fundamental durante la lactancia, porque la leche se compone principalmente de agua. Si no bebes, tu cuerpo seguirá produciendo la leche que tu bebé necesita, pero puedes deshidratarte.


¿Cuándo recomiendas iniciar una dieta hipocalórica para adelgazar después del embarazo, si sientes la necesidad de recuperar una autoimagen en la que te sientes bien?

No se recomienda iniciar una dieta hipocalórica durante la lactancia, porque el cuerpo necesita mucha energía, incluso más que durante el embarazo. La producción de leche requiere aprovechar las reservas de energía y, para favorecer la lactancia, la madre debe alimentarse adecuadamente. Si la madre no está amamantando, se recomienda esperar unos meses después del parto para salir de la fase posparto, que puede ser exigente emocional y físicamente. También es importante dejar que las hormonas se estabilicen antes de iniciar una dieta. La vuelta a una dieta equilibrada pasa por la introducción de verduras y alimentos ricos en almidón en cada comida, variando las fuentes de proteínas, animales o vegetales, evitando los productos procesados. También es fundamental darse tiempo y comprender que el cuerpo ha evolucionado, y que no necesariamente volverá a su aspecto anterior.


Diversificación dietética, ¿qué recomiendas?

Las bases de la nutrición se crean desde muy pequeños, ya en el útero materno. El primer contacto del bebé con los sabores de los alimentos se produce en el útero, a través del líquido amniótico, y continúa con la lactancia. Cuanto más variada sea la dieta de la madre durante el embarazo y la lactancia (si es el caso), mejor. Introducir una amplia variedad de alimentos desde el principio ayuda a sentar una base sólida para el futuro. Cuantos más gustos le introduzcamos al niño, más probabilidades habrá de que mantenga una dieta diversificada. Por eso ahora es un buen momento para establecer buenos hábitos alimentarios. La diversificación de la dieta generalmente comienza entre los 4 y 6 meses, dependiendo de los bebés y sus signos de preparación, como su capacidad para sentarse en una silla alta o mostrar aceptación o rechazo de los alimentos. Es preferible evitar retrasar esta etapa más allá de los 6 meses, pues hasta esta edad las necesidades nutricionales las cubre la leche. Más allá de los 6 meses, la leche por sí sola ya no es suficiente y es fundamental introducir otros alimentos para cubrir las crecientes necesidades nutricionales. Si algunos bebés tienen dificultades con esta transición, puede resultar útil consultar a un profesional.


¿Con qué alimentos es mejor empezar?

Oficialmente, no existe una recomendación estricta con respecto a las primeras comidas. Sin embargo, personalmente recomiendo empezar por las verduras, porque suelen ser menos apreciadas por los niños debido a su sabor a veces más amargo. Si comienza con frutas o alimentos ricos en almidón, los bebés corren el riesgo de rechazar las verduras más adelante. También es importante introducir diferentes texturas. Si la diversificación comienza a los 4 meses, comenzamos con purés suaves, luego introducimos poco a poco trozos para acostumbrar al niño a masticar.
Si comenzamos a los 6 meses, podemos considerar el método de diversificación liderado por niños (DME). Consiste en introducir directamente alimentos “sólidos” que el niño pueda manipular. Por sólidos nos referimos obviamente a alimentos blandos que el bebé puede aplastar fácilmente contra su paladar. Por ejemplo, unos palitos de verdura bien cocidos al vapor, como un calabacín tierno, o más tarde una fruta madura, como un plátano. Para las proteínas, puedes introducir tortitas elaboradas con verduras o legumbres, por ejemplo. Tenga en cuenta que no todas las texturas deben introducirse a la misma edad; será fundamental informarse y obtener apoyo si desea implementar esta técnica de diversificación.


¿Por qué esperar 6 meses para tener alimentos sólidos?


Antes de los 6 meses, el niño aún no ha desarrollado las habilidades físicas, digestivas y motoras necesarias para consumir alimentos sólidos. Por eso generalmente comenzamos con purés suaves antes de ir introduciendo trozos a partir de esta edad. El objetivo es exponer al niño a la mayor cantidad posible de texturas (suaves, masticables, crujientes) y sabores antes de los 2 años, porque después de este período, los niños tienden a volverse más selectivos. Por lo tanto, esta fase de diversificación es crucial para permitirles aceptar más fácilmente una variedad de alimentos en el futuro.